Maurice Messegué




En su memoria, acabamos de recibir la noticia de que este mes de Junio pasado Maurice Messegué ha fallecido en Tarn y Garona, Francia.
Aun no se ha valorado lo suficiente lo que ha significado su figura en el mundo de la brujería y sospecho que pasarán algunos años antes de que se haga, pero puedo asegurarles que aunque no se llamara así ni estuviera reconocido entre los grandes Elder y líderes de nuestro pequeño mundo fue un ser muy muy pero muy especial que logró grandes cosas.  En el aprendizaje y camino de la Alta Magia uno de los principales obstáculos es el “ego” (“yo soy”, “yo lo veo todo”, “yo soy importante”, etc) y seguramente Maurice pudiera dar lecciones magistrales sobre esto mismo. Francia, pese a no ser públicamente un país con una tradición de brujería publicitada  resulta de los más interesantes con “arte” geográfico más que interesante. (Podemos hablar en brujería tradicional de una brujería de geografías no es lo mismo el chamanismo en México, Perú, que en España, y dentro de España Galicia, Asturias, etc donde los sentidos cambian por completo aunque las metas sean las mismas).
Maurice Messegué ha trascendido hasta nosotros en forma de “champú” de hierbas, como del mismo modo quien fuera genial doctor estadounidense John Harvey Kellogg (1943) creador de balnearios y multitud de sistemas balnearios en sanatorios solo trasciende a nuestros días en forma de los populares cereales Kellogg o incluso el doctor Kneipp (siglo XIX) verdadera sabiduría en medicina holística solo llegue a nuestros días en forma de “Vics Vaporú” (bálsamo Kneipp). Como “curandero” o como gustaba llamarse a sí mismo trató entre otros al primer ministro Winston Churchill, el canciller Adenauer de Alemania y al papa Juan XXIII, sin proponérselo y por su humildad durante el siglo XX fue el secreto mejor guardado de una élite de la burguesía europea, aunque Maurice compartía con todos sus “secretos” que no eran otros que el conocimiento de las plantas francesas, su humildad y ser una persona tocada por el cielo.
Si alguien les dice que Kellogg en realidad fue uno de los mayores médicos de balneario del siglo XX quizás no lo crean, o si me apuran que el bálsamo Vics el legado de un médico genial que logró otros muchos remedios que se han perdido, del mismo modo lo que existe detrás del champú de las “finas hierbas” de Maurice Messegué.
Lo que realmente lo hace grande y especial es que en la década de los años 70 en Francia las brujas y brujos tienen un serio problema, no cotizan a la seguridad social y su jubilación es un enorme problema, casi idéntico problema al de las prostitutas la vejez de una bruja francesa estaba llena de lacras y problemas completamente desasistida. Un hecho muy poco conocido es que Maurice Messegué en esos años se encomienda a la tarea de organizar el primer congreso nacional de brujería en Francia con el fin de abordar este problema y elegir un representante que sirviera de portavoz ante el gobierno. Hablar en el mundo de la brujería de un portavoz y un congreso es abrir la jaula de los grillos en la casa de los locos y me perdonan la expresión, donde viven revueltos conceptos como la hechicería, la superchería, la chapuza, las estafas, otros males sociales y la brujería.
Es un mundo lleno de “egos” y protagonismos personales a los que de forma exitosa llega a convocar Maurice en primera instancia, ya lo que ocurrió allí con posterioridad creo que merecería tratamiento independiente e incluso merecería alguna que otra buena película con serios motivos igual para las carcajadas que para alguna que otra lágrima. El mensaje de Maurice a miles de bruj@s francesas fue muy simple “Me llamo Maurice, tenemos un problema con nuestra jubilación y nuestr@s herman@s ancianas, y creo tener una solución”.
Durante ese primer congreso y esa bienvenida se abrieron la caja de los truenos y nunca más volvió a sonar el nombre de Maurice en los días sucesivos, era un desconocido, y allí habían “grandes” príncipes de la brujería francesa, verdaderos reyes del “yo soy”, “yo puedo”, “yo lo veo todo” etc, por no contar con los típicos pesimistas que siempre tratan de derrumbar todo “¿Y ustedes creen que el Estado va a reconocernos cuando es nuestro enemigo declarado? Ustedes sueñan” se pudo oir repetidas veces.
En los días sucesivos ocurrieron enfrentamientos, peleas, gritos donde en una jaula de grillos todos creían tener derecho a ser el representante de los brujos de Francia, conscientes de la enorme publicidad y mérito que esto les supondría. Si nunca han estado en grandes reuniones de bruj@s y asistido a estos enfrentamientos no se pierden nada del otro mundo que no puedan ver en cualquier manicomio, personalmente he sido testigo en varias ocasiones y donde en una de ellas tuvimos que detener a una bruja que se quería tirar por la ventana de un segundo piso (pero a esto no le llamamos brujería sino simple y pura superchería).
Finalmente el final del congreso se acercaba y los brujos y brujas de Francia no tenían representante, allí todos eran líderes, allí todos decían ser los más grandes y más capacitados para representarlos y al final, solo al final Maurice se dirigió de nuevo al auditorio, de forma humilde, con voz apocada y tímida, y recordó que se terminaba el congreso y estaban como empezaban sin seguridad social para su ancianidad y sin jubilación, ante lo evidente y lo obvio finalmente la inteligencia brilló entre los asistentes y como quien perdona la vida todos decidieron que aquel “pequeño hombrecillo” sin importancia y sin ser reconocido gran brujo los representara y así no existirían peleas.
Conseguido esto y el aval de las firmas de cientos de miles de bruj@s de toda Francia Maurice pidió una audiencia con presidente de la república que lo recibió en una Francia en recesión económica y lleno de problemas, y donde el presidente como cualquier  otro estaba acostumbrado a recibir cientos de personas y colectivos que iban a pedirle cosas:
-¿Y usted que quiere?. Que curioso, viene representando a los brujos y brujas de Francia.
El presidente no pudo evitar una sonrisa cínica.
-Muy amable de su parte recibirme, no vengo a pedir, vengo a darle, creo en mi país.
-¿Cómo? No entiendo.
-Represento a doscientos cincuenta mil brujos y brujas de Francia que pensamos que la mejor forma de creer en nuestro país es pagar impuestos. Pero tenemos el problema de que cuando vamos a las oficinas de Hacienda no existen ni formularios ni epígrafes para nosotros y la cantidad supone X millones de francos anuales.

El presidente al ver la cantidad se quedó blanco, realmente era una cantidad importante, y aquel pequeño hombrecillo quería dar a Francia aquella fortuna, inmediatamente y como solo lo saben hacer los franceses movilizó al ministro de economía y hacienda y a los secretarios respectivos y en poco tiempo ya los brujos y brujas de Francia podían pagar impuestos. Pero esto y con la Constitución en la mano ya les daba derecho a tener jubilación y una ancianidad tranquila.
De esa reunión surgieron otros muchos más logros, como las garantías para los franceses que consultaban bruj@s y curanderos, y por primera vez en el mundo existió una regulación deontológica de la brujería. Y todo gracias a un pequeño hombrecito en el que nadie creía, nadie al menos de quienes se llamaban a sí mismos “grandes”.
Partió hacia el otro plano en el mes pasado, Luz y Bendiciones Maurice, En su memoria. )O(

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